10 diciembre 2007

Fin de Semana en La Victoria



Este fin de semana tuve el gusto de ir a Maracay y a La Victoria. Me vine sumamente complacida y gratamente sorprendida a pesar de lo relámpago que fue el paseo. A Maracay sólo la había atravesado de pasada pero esta vez, el recorrido fue casi completo, pues la razón que me llevó hasta allá lo obligaba.

Con un centro abarrotado de gente y unas colas que no tienen nada que envidiarle a las de aquí, Maracay me dejó sorpresas en cada esquina, entre ellas, lo limpia que está, la presencia de efectivos de seguridad en las calles y avenidas, lo avanzada de la limpieza de la propaganda electoral de los comicios del 2D y una gente que parece vivir en otro país (típico del interior). Centros Comerciales grandes y brillantes y colas para entrar en sus estacionamientos dignas del Sambil. Un ambiente de fiesta latente porque esa noche jugaban los Tigres de Aragua y radios y televisores, con la transmisión del juego, se veían y oían por doquier. Pero, principalmente dos cosas me dejaron totalmente abrumada: la primera… los semáforos tardan una eternidad en cambiar (¿o será que estoy acostumbrada ya a la velocidad de vida de aquí?) y ¡vi cada marramucia esquinera de espanto y brinco que ni les cuento! Además el problema de los motorizados es el mismo que acá. No ahondaré en esto, pero realmente me quedé boquiabierta. La segunda cosa que me abrumó por completo, es el esmero en la atención en los sitios a los que fui. Entré a un restaurante en el que encontré parque infantil (sin ser una cadena de comida rápida de las que todos conocemos), baños automatizados (lavamanos y todo) limpios (impecablemente) y BUENA ATENCION! Fue una experiencia increíble para mí que vivo comiendo en la calle y me llevo cada día mi dosis de grosería en el plato que me traen a la mesa. Me vine feliz por esas sorpresas. Pero el paseo apenas empezaba y de allí nos largamos a La Victoria

Llegamos allá a las 11 de la noche del viernes, sin reservación de hotel pero derechito a uno que Eduardo conocía desde la infancia: Hacienda El Recreo. No había habitaciones disponibles, pero el recepcionista se esmeró en ayudarnos a conseguir en algún otro y en vista de que sus esfuerzos fueron en vano y la presencia de Carlitos dormido en mis brazos, finalmente nos ofreció una haciéndose responsable ante el Gerente a quien llamó para solicitarle autorización.

Estábamos tan cansados que particularmente no reparé en lo que me rodeaba. Hasta la mañana siguiente, cuando bien tempranito, escuchaba el escándalo maravilloso de trinos de todos los colores. Carlitos estaba tan maravillado como asustado (no le gustaron los cantos de las guacamayas). Me levante y cuando abrí la ventana… Dios… ¡mis ojos no podían creer lo que veían! Fue realmente hermoso despertar con aquel friíto, el canto de los pájaros, la luz del sol colándose tímidamente entre los árboles, aquel verdor y aquel olor a tierra, a monte y ¡a café!

Las referencias que tenía de La Victoria no eran para crearse grandes expectativas. La familia paterna de Eduardo es oriunda de esos lares. Sin embargo, tomando en cuenta la fuente de donde provenían mis referencias debí guardar serias reservas. Es una ciudad pequeña, limpia, las calles principales y avenidas que la circundan no están perfectas pero sí en muy buenas condiciones. En las calles secundarias hay obras en ejecución y a otras les falta un cariñito. Muchos proyectos habitacionales y comerciales en ejecución, otros parcialmente entregados y operando o habitados, según el caso. El centro de la ciudad especialmente limpio aunque no faltan los molestos buhoneros, las fachadas coloniales bien conservadas, muy lindas, callecitas con empedrados, placas de información en sitios especialmente importantes por históricos y por lo que representan para habitantes y visitantes. Me vine fascinada. Los restaurantes en los que estuve, excelentes; sin demasiadas pretensiones en sus instalaciones, recibí una atención bien esmerada, limpieza y calidad tanto en la comida como en los servicios. No pude entrar a conocer la Estación del tren en El Consejo, pues había un evento privado. Igual en la Hacienda Santa Teresa y La Quebradita. Pero, están funcionando para propios y visitantes los fines de semana y en el corto recorrido que hicimos en ellas observé que están muy bien mantenidas.

¿La nota? La emoción de Eduardo al llevarnos a la heladería a la que lo llevaban a él cuando tenía la edad de Carlitos y encontrarnos que aún está ahí. Tiene 47 años de fundada, los dueños son los mismos –una pareja de italianos lindísima- que preparan sus helados allí mismo, desde entonces. Aún están las mismas máquinas, el mismo anuncio, parece que el tiempo se hubiera detenido en ese lugar. A mí, que no me gustan los helados, me tocó complacer a Eduardo probando el de Turrón… lo confieso, ese me gustó y ¡muchísimo! No es un lugar a todo trapo, pero conserva el sabor de otros tiempos.

Otra Nota: en la Heladería, que se llama "La Emisora" por cierto, hay una vieja báscula que parece decirte después que te comas los helados: "Dime cuánto pesas y te diré quién eres" jejejeje.

Me quedé con ganas de más. Los pueblos y ciudades de este país son todos particulares. Sus gentes distintas y sus vidas completamente incomparables unas con otras pues cada una es “otra cosa”. Eso sí, conforman el lugar-común que nos distingue: la cordialidad y hospitalidad infinita del Venezolano (aunque seamos un desastre dando direcciones) y belleza, belleza dondequiera, por donde mires, hacia donde voltees…Yo que vengo de pueblo, abrazo una vez más mi teoría: Si quieres irte a otro país sin dólares ni pasaporte, sal de Caracas.

Tómense un fin de semana… está cerca y es como salir de este mundo.

¡Besos que viajan!

Tips: La habitación doble en el Hotel Hacienda El Recreo es de Bs. 160.000,00 (Bs.F. 160,00) por noche. Tiene tv, cable, agua caliente, a/c, dos camas matrimoniales e Internet sólo en habitaciones individuales. El Hotel cuenta con piscina y un Restaurante precioso con dos ambientes. Teléfono: 0244 – 321 0244.

03 diciembre 2007

Pues ¡NO!


Y amaneció el 3 de Diciembre… con un panorama, con una perspectiva de país muy diferente a la que teníamos el viernes, el sábado y ayer mismo. El Venezolano decidió una vez más por su futuro con una actitud firme, cívica, responsable y conciente. A todas las personas que acudieron ayer a asumir el compromiso tan inmenso que afrontamos, FELICIDADES. Mi corazón se estremece de orgullo y se afianza en ellos mi fe y mi amor por la gente de este País.

Ahora bien, tal y como dije en mi post anterior, viene ahora un momento para trabajar con más ahínco, con mayor compromiso por esta tierra, por su futuro, por su grandeza, que es traducible en futuro y grandeza para nuestros hijos.

Me siento contenta con los resultados obtenidos, mas debo confesar que no conforme. Espero que dirigentes y seguidores de ambas opciones, realmente sepan interpretar y capitalizar esta demostración de conciencia que el pueblo venezolano les está poniendo en el tapete.

En primer lugar, espero que no se pierda el objetivo, quisiera que quede asentado de una vez por todas que este es el camino para salir del atolladero en el que estamos metidos desde hace ya nueve años. Este es el camino, el del trabajo en la calle, con la gente, instruyendo, proponiendo, discutiendo las ideas, los puntos de vistas, PARTICIPANDO, en paz y ejerciendo la Democracia. Hay que destacar el trabajo de los estudiantes, porque hay que decirlo, fueron ellos quienes marcaron la diferencia, fueron ellos los que entregaron la mayor de las lecciones a los actores políticos de este país. A ellos mi reconocimiento.

Hay modos -y muchos- de interpretar este triunfo. El Presidente por ejemplo ya lo ha hecho y lo está capitalizando, con el reconocimiento de su derrota. Se enviste y se ratifica una vez más, como un líder democrático ante la comunidad internacional. Ojo con esto. Las diferencias no fueron pronunciadas; apenas 344 mil votos entre las dos opciones. La abstención, como siempre jugó un papel determinante. Si bien la mayoría de los venezolanos se pronunció respecto a la propuesta de Reforma a la Constitución, siguió siendo el silencio de muchos lo que puso en riesgo el éxito del trabajo emprendido por ambas opciones y dio al traste finalmente, con una de ellas.

Me sorprende la diferencia de la cantidad de votos esperada y la obtenida por el Presidente, no en el sentido de los resultados, porque ya sabía que mucha gente que lo apoya, aún ciegamente, está con él pero no con su propuesta. Pero nunca pensé que fuera tanta. Hay una diferencia impresionante de casi 3 millones 150 mil personas que lo apoyaron el año pasado para que continuara llevando las riendas del país por un nuevo período constitucional, pero que ahora le dicen que NO, aunque sea absteniéndose. Sé que estas personas siguen apoyando al Presidente y siguen desconfiando y sin creer en la propuesta que se le opone, por lo que me parece que aunque hubiera sido preferible que no se abstuvieran sino que expresaran abiertamente su inconformidad, ellos ejercieron su capacidad de criterio, de raciocinio y de conciencia. Creo, además, que hay allí una oportunidad para quien adversa al Presidente.

Por otra parte, los resultados obtenidos por el NO dicen mucho más que eso. Confirman y consolidan un sector de este país que no está de acuerdo con las políticas del Presidente Chávez pero que tampoco está de acuerdo con las aventuras descabelladas de salir de él por otros medios que no sean los de la Democracia. Se hizo trabajo en la calle, se hizo trabajo con la gente, de tú a tú (sobre todo los estudiantes) y se logró imponer el rechazo a la propuesta de reforma que se planteó. Pero, tomando en cuenta que es un Bloque de fuerzas (a diferencia de la gente afecta al Gobierno que indiscutiblemente conforma una unidad, que esta vez no estuvo completamente de acuerdo como en anteriores oportunidades), vemos una diferencia de apenas 211 mil, casi 212 mil nuevos votos a favor con respecto a la cantidad de votos obtenida por la Oposición hace un año. Quizás mucha gente que no estaba de acuerdo con la propuesta de la Reforma se haya abstenido también, pero igual es muy poca la diferencia. Esto, para mí no indica más que hay seguir trabajando en el sentido que se ha venido haciendo, con conciencia, con madurez política, sin perder el objetivo de una nueva propuesta de país (que aún no la hay) que permita concertar a los venezolanos y salir adelante.

Finalmente, quisiera que un día los participantes de este juego tan importante que hacemos los venezolanos todos los días, entendieran que las pasiones hay que administrarlas. Pensar, razonar, concienciar es fundamental cuando hablamos del futuro del país. Hace daño al proceso que estamos construyendo algunas estupideces que oí decir ayer con el afán de crear angustia, desconfianza y caos. Nada conseguimos con eso, al contrario, perdemos mucho con esa actitud tal y como ha quedado demostrado en las contiendas anteriores. Por otra parte, necesitamos líderes que sepan mantener la cordura, la sensatez, la calma frente a los momentos decisivos por más difíciles que sean de enfrentar.

Particularmente me esperanzo pensando que el Pueblo Venezolano no ha perdido las perspectivas. Indudablemente hay un apoyo al Presidente y su proceso, pero no ciego. Sus seguidores le han dicho Presidente muy claramente,Epa, yo te apoyo, estoy contigo, pero NO te extralimites. Quiero tu proyecto, pero bajos MIS parámetros y valores: Democracia, Justicia e Igualdad en Libertad Plena”. Por otra parte, espero que los dirigentes de Oposición comprendan que mientras no haya una propuesta de país cohesionada, integral, firme, coherente, inclusiva, concertada y unificada, este triunfo podría ser sólo circunstancial.

En cuanto a ti, Venezolano de mis amores, es momento de retomar el trabajo, de participar, de integrarnos en poner a funcionar este país, de vivir en la paz que la democracia nos garantiza. El año entrante hay elecciones regionales, hay trabajar en ellas desde ya pero sin perder el horizonte, la perspectiva, más allá de todo. En el 2013 tendremos nuevas elecciones presidenciales que no se lograrán sino trabajando desde ahora. Mientras tanto, a trabajar, a estudiar, a participar activamente en la vida nacional y construir el país día a día.

¡Que viva VENEZUELA!

¡Besos que celebran!

30 noviembre 2007

Y si... SI ¿?

En nuestra idioSIncrasia, en nuestro gentilicio, tenemos fallas que llegan, absurdamente, a formar parte de NOsotros como SI fuera algo natural, NOrmal, aceptable y NO NOs lo pudiéramos sacar de encima porque sería ir en contra de NOsotros mismos.

UNO de estos aspectos es que, SI bien al VenezolaNO le gusta ganar, le encanta apostarse a ganador, me pregunto ¿Y el juego en SI mismo qué? Un ejemplo: Experto en crear la excusa perfecta para la gozadera, cada venezolano se aNOta a un equipo de béisbol y se convierte en furibundo fanático hasta la muerte… Pero, cuando su equipo es eliminado, elige al que tenga más posibilidades de derrotar a su rival por tradición y se alinea contra-natura a las filas de otro equipo “circunstancial”. Es aSI como después de Diciembre, surgen fabulosos conjuntos como el “Lara-llanes” -por mencionar tan solo un caso- que reúne las ansias frustradas de ganar con que se quedó el Magallanes, sobre todo SI el Caracas llega a la final. El VenezolaNO, por tradición, SI NO la gana la empata.

Eso está muy bien en la pelota o en cualquier deporte… pero ¿qué pasa SI proyectamos esa actitud a otros ámbitos de la vida nacional? La política, por ejemplo… NO hay mucha diferencia. A más de uNO se ha visto brincando la talanquera de un lado a otro, según su conveniencia y SIn pudor alguNO. Pocos hacen el juego ¡pero cómo mueven a las tribunas!

¿Y el VenezolaNO común? ¿Qué poSIción toma el VenezolaNO común a la hora de las deciSIones importantes? Por ejemplo en la Reforma… ¿Qué poSIción tomarás TU como VENEZOLANO?

Particularmente se me ha hecho engorroso y fastidioso leer cada artículo, analizarlo, interpretarlo, compararlo, ubicarme en el contexto de cada uNO… ImagiNO lo que debe ser para alguien que NO posee un mínimo de instrucción (que NO es que a mí me sobre)… Lo único que les puede dar luces es lo que ven o leen en los medios, los análiSIs pre-masticados de cada quién y vomitados a conveniencia. Sin embargo, eso NO NOs exime de la responsabilidad que tenemos como ciudadanos y que va más allá de “ir por el NO” o “ir por el SI”.

El domingo vi algo que me puso a pensar más aún… El sector donde vivo, bastante populoso y con graves problemas, celebró el domingo una (otra más) reunión del Consejo Comunal para tratar varios puntos en materia de seguridad, educación y salud, a la que invitaron a participar a TODOS los vecinos. En esa reunión había la misma cantidad de personas que las que bebían frente a la licorería situada en la esquina contraria.

NO tengo datos sobre la densidad poblacional de la zona, pero es un sector amplio donde hay además, un edificio de dos torres; una de veinte pisos y la otra con dieciocho, de cuatro apartamentos por piso, en los que debe haber por lo menos un par de adultos por apartamento. El edificio está ubicado al frente de donde se realizó la mencionada seSIón del Consejo Comunal y forma parte de esa Comunidad, pero en la reunión NO había más de veinte personas. Saquen la cuenta:


Yo me pregunto… ¿Y éste es el tipo de organizaciones que vienen con la propuesta de Reforma? “Más Poder para el Pueblo”… ¿Cuál pueblo? ¿El de la esquina de abajo o el de la esquina de más arriba? Ojo, NO lo subestimo, sé que el VenezolaNO está SIempre a la altura de sus compromisos, pero me pregunto en función del desapego a la comunidad, la falta de disposición a integrarse a ella, a participar y colaborar ¿Y si gana el SI? ¿NO se supone que muchas responsabilidades y poderes van a parar a manos de estos Consejos Comunales? ¿Dónde está el interés de la gente? ¿La responsabilidad individual que tiene cada habitante de esta nación en su destino? ¿Hasta cuándo vamos a seguir esperando que “otro” NOs resuelva el problema que NOs afecta a TODOS?

ImagiNO que SI la gente NO tiene interés en participar en una reunión donde se discute SI les ponen una escuela o NO en la comunidad, menos se han preocupado en informarse respecto a una Reforma de la que NO tienen ni noción de cuánto les afectará.

Creo que hace tiempo es hora de dejar de aupar o abuchear desde la tribuna… ¡vamos a ponerNOs el uniforme y entremos al campo de juego! Cada uNO, con sus mejores habilidades, que aquí lo que ganamos o perdemos NO es un campeonato… es NUESTRO PAÍS. Ya es hora de hacerlo a conciencia y SI gana la opción que apoyamos, vamos a respetar al que diSIente de nuestras ideas. Vamos a recordar que es SU derecho. Vamos a comportarNOs por una vez en NUEVE AÑOS al meNOs, como CIUDADANOS hijos de una misma ciudad, de un mismo pueblo de UN MISMO PAÍS porque, aunque aquí gane el NO o gane el SI, Venezuela seguirá SIendo, ante todo: NUESTRA PATRIA.

Reflexionemos… Sea cual sea la realidad que amanezca el Lunes, 3 de diciembre, comencemos a hacerNOs responsables, personalmente, de nuestro destiNO. Ventanas y puertas cerradas a la cantidad de gente de una marcha y otra, a una consigna y otra. PreguntémoNOs ¿qué es lo quiero para mí, para mi futuro, para el de mis hijos? ¿Cuál es la realidad que tengo? Especialmente, los que tenemos cómo irnos SI NO NOs gustan los resultados de este referendo y los que aún teniendo cómo hacerlo, decidimos quedarnos porque este es nuestro país, vamos a tomar de una vez por todas las riendas de lo venga para sacarlo adelante.

Empecemos por ir a VOTAR el domingo. Ahora, más que nunca ES IMPORTANTE LA PARTICIPACIÓN DE TODOS.

Es natural temerle a los cambios pero es imperdonable huirles. No podemos seguir esperando que “otroNOs resuelva los problemas, como hemos estado mal-acostumbrados toda la vida.


¡TU ELIGES!


Besos que deciden…

21 noviembre 2007

¡Come libros!


Ya antes he mencionado que me gusta leer. No es que me sobre tiempo para hacerlo ni viva metida en un libro. Pero cuando uno cae en mis manos lo leo de adentro hacia afuera. Me meto en él. Me abstraigo de todo. En las páginas de mis libros hay cintas de tinta remarcando líneas que se inscriben en mi corazón, hay lágrimas secas, hay suspiros encerrados y más de una vez, el estruendo de un portazo...

Desde que me vine a Caracas he disfrutado del FILVEN como la propia muchacha e' pueblo, porque estas cosas, desgraciadamente no llegan al interior -al menos no como aquí- y desde la primera vez que fui me alucinó la mezcla de perfumes sublimes que hallé en él: la grama del parque y el polvo de las páginas de los libros usados, el cielo abiertísimo de día o de noche y la lona blanca de los stands, la naturaleza del Ávila maravilloso que se yergue desafiante desde la grama del Parque y los brazos de aluminio y piel acrílica de los galpones de la feria. Es un lugar y un evento que se llena de magia para los que como yo, ansiamos vernos rodeados de vitrinas de papel glasé más que del vidrio y las luces de cualquier centro comercial. Un lugar tan mágico que a pesar del marco de ideologías y retóricas politiqueras, uno se embebe en el mundo de los géneros literarios que nos envuelve en su escudo de libertades.

Este año, lo disfruté muchísimo... una noche para conversar y encontrarme con mis amigos; una tarde para compartir con mi hijo y, otra tarde para meterme en él y perderme del mundo por unas horas ¿El resultado? Unos cuantos ejemplares de poesía, varios ensayos, un par de talleres, dos críticas, muchísimas sonrisas y hasta periódico para la perra...

¡Ah! que no se me olvide... un susto: Resulta que luego de una obra de títeres en la que Carlitos se quedó como hipnotizado, apareció entre la muchedumbre una chica vestida con el uniforme del Libertador y le habló a los pequeños de Bolívar. En medio de su exposición preguntó:

- A ver niñitos ¿quién me puede decir cómo era Bolívar cuando era un niño?

Para mi sorpresa, Carlitos levantó la mano. La muchacha lo llevó hasta el frente. Yo miré al cielo y pregunté : - Dios mío ¿qué irá a decir?

- A ver mi amor... ¿Tú sabes cómo era Bolívar cuando era niño?
- Si - Dijo Carlitos con una sonrisa de par en par -
- ¿Si? A ver y ¿Cómo era Bolívar cuando era niño?
- ¡Pequeño! - Mientras se encogía de hombros en claro ademán de "quién no lo sabe".

Todo el mundo rió y yo fui feliz otra vez. Cuando vino a sentarse, lo abracé. El corazón le latía a millón pero su cara de realización fue el mejor libro de poesía que conseguí en la feria.

Dejo algunitas fotos...


Hacer click para apreciar...

Besos que ladran!

16 noviembre 2007

La gata que ladra


Estoy.

Aquí estoy, aunque con cambios.

Pero después de todo

¿Qué somos sino eso?

¡Cambios!

Aquí estoy.

No me he ido.

No me he callado.

No puedo.

No debo.

¡No quiero!

Con menos tiempo, quizás.

Pero con más ganas.

Con menos de mí, quizás.

Pero más yo.

Aquí estoy.

Las partidas son difíciles.

Pero a veces los regresos lo son más.


Besos que ladran

19 octubre 2007

¡Venezolano de mis amores!


Un espíritu ligero, es capaz de levitar sobre las cotidianidades sostenido de una actitud más optimista ante la vida. Una persona que no se carga fácilmente de la “arrechera” cotidiana, de la frustración, la tristeza y la desesperanza, sobre todo en situaciones tan complejas como las que vive nuestro país en la actualidad, es sencillamente digna de mi admiración y respeto. No hablo de ignorar los problemas tan graves que enfrentamos los venezolanos en nuestro día a día, sino de la bendita capacidad, la virtud de encararlos y seguir adelante, sin degenerar la nobleza que nos caracteriza. El venezolano tiene esa facultad como condición innata, como esencia. Cada día que salgo a la calle encuentro una razón para volver a casa con la fe en mi gente intacta.

Y es que ¡nadie como nuestros paisanos en todo el mundo! Entre muchas virtudes, el venezolano es dicharachero y tiene un sentido del humor que le brota por los poros. Para el venezolano es natural hacer un chiste de las peores circunstancias y enfrentarlas con una sonrisa de oreja a oreja. Es capaz de reírse de si mismo y de lo que sea. Creo que es algo natural y maravilloso en nosotros.

El hecho es que cada vez que salgo a la calle y pierdo la paciencia en una esquina o me ataca la impotencia y la rabia en la otra, también consigo inmediatamente algo que me haga volver a casa feliz de ser venezolana y de estar aquí. El venezolano me enamora. He conocido personas de distintas nacionalidades, con muchas virtudes, pero como el venezolano… ¡que va! ¡No Hay!

No voy a ahondar en más detalles pero les dejaré tres ejemplos que me parecen maravillosos del venezolano y sus características claves para enfrentar esta circunstancia tan compleja y difícil que vivimos actualmente.

Para nadie es un secreto que vivir en Caracas, la llamada “Sucursal del cielo” puede llegar a convertirse en un pequeño infierno durante las horas pico… A pesar de la lluvia, el calor, la basura, el ruido, el tráfico, la inseguridad, la escasez de alimentos, el alto costo de la vida, las aguas servidas corriendo por las escaleras del barrio, el pegoste, el cansancio, el estrés, los útiles de los muchachos, el colegio, el alquiler, el madrugonazo diario, las cadenas del Presidente, el Magallanes de último en la clasificación, las marchas, los cacerolazos… etcétera… hay cuatro moto-taxistas en una esquina de Chacaíto, con la Gaceta Hípica en un bolsillo, burlándose entre ellos y gritando de vez en cuando a la gente que pasa:

- Moto taisi, Moto taisi, saliendo, saliendo, vamonós que me queda un puesto, un solo puesto me queda, aquí nadie se va para’o…

Otro día, en un Metro atestado de gente a las 7 de la noche, todos pegados de la mejilla del otro, el avinagrado aroma del ambiente entrelazándose con el perfume caro y apabullando al barato, los cuerpos se tocan, se restriegan, se abrazan involuntariamente, los ojos recorren las caras y cuentan las juntas del techo, las axilas se sonrojan y asfixian los olfatos mareados de alientos de menta y de diablo… En una estación en la que no cabe ya más gente, las puertas se cierran comprimiendo la humanidad que tragó el vagón. En medio de aquel amasijo de restos laborales que sólo aspiran poder llegar a casa “sanos y salvos”, quitarse los zapatos, echarse un baño pa’sacarse el dolor de cabeza y terminar de digerir los cuatro perros calientes que se acaban de meter en la esquina, una voz se levanta por sobre las cabezas:

- Bueno, primero que nada, veldá? buena noches, dama y caalleros. Me van a pelmití que les robe MEDIA HORA de su tiempo…

La gente estalla en carcajadas, celebrando la gracia y las respuestas no tardan en dispararse…

- Carajo no!, Media hora? Si quieres te vas conmigo pa’mi casa papá…

Risas. El sujeto continúa:

- Bueno, primero que na-a, yo soy estudiante, velda? Y necesito una pequeña colaoración con lo que uste-es puedan colaorá, que es de apenas de 3mil bolos por caeza, que no empobrecen ni enriquecen a nadie, veldá?

Alguien, entre los pasajeros y en medio de la risa, le responde:

- ¡Coño! ¿3mil Bolos? ¿Ya subió la tarifa?

El sujeto entre la risa y la gracia, prosigue:

- Tranquilo papá, que toavía no son bolívares fueltes y se aceita cesta tike. Además hoy es quincena y to’o el mundo cobró ya! Pa' i' a bebéselos en la esquina, mejor me los dan a mí… jajajaja… Ah! Y tranquilo que aquí hay selvicio completo, oíte? No se preocupe que yo paso por su puesto, no se me alboroten y hagan su cola, que yo sé que to’os quieren colaborá y al que esté dolmío, tranquilo que yo le hago el favol de despeltalo pa’que no se pieldan esta oportunidad de colaorá con su colaoración… Si va!

El Metro silba el tono y abre las puertas y todos los pasajeros salen riendo del vagón, con el alma livianita, porque los muchachos que acaban de montar el show, se despiden advirtiéndoles, con un particular tono nasal de voz, que la semana que viene pasan cobrando sin falta, haberles “amenizado” el viaje.

Otra noche, en una esquina de la “Francisco de Miranda”, como a las 7:30, cuando la avenida queda convertida en un gran estacionamiento que comienza en Parque Cristal y termina en Chacaíto, el “peluche” de un autobús, saca medio cuerpo por la ventana del copiloto y les grita a los resignados pasajeros que estamos en la parada:

- Chacaito, Solano, Plaza Venezuela, Bolíva, Nuevo Cilco, Silencio… Aprovechen que estoy para’o, si hay puesto, vengan pa’que los miren…

Y dirigiéndose a una parejita que se abrazaba, les ofreció “Selvicio especial”…

- Móntense pues, mira que sí hay puestos matrimoniales, aquí cabe toda la familia, aprovechen…

No importan las circunstancias… el venezolano es así y a mí me parece maravilloso. Digan lo que digan, la gente de aquí, mi gente, con su candidez y nobleza es grande. Es “mi pueblo manso, mi manso pueblo” como cantaba Alí. Para muchos mi pueblo es chusma, pocofino, inculto, ordinario, parrandero, mujeriego, jugador y todo lo que ustedes quieran… Puede ser. Pero indiscutiblemente ¡no tenemos par en el mundo!

Besos que ladran!


15 octubre 2007

Mis "12 segundos de oscuridad"


ADVERTENCIA: Reseña sólo para realmente interesados...

Pre-evento: ¡Empezamos con buen pie!

Desde que adquirí la entrada el día anterior, la ansiedad hizo flequillos deshilachados mis nervios. Muchas expectativas y además, la primera vez en muchos aspectos: primera vez que asistiría sola a un concierto (antes me habían dejado sola en la entrada, pero ese es otro cuento); primera vez que iba al Aula Magna; primera vez en VIP; primera vez que lo vería a él y además ¡tan cerca!; primera vez que 12 segundos de oscuridad duran lo que dura el recuerdo de un beso (que puede darse también en 12 segundos)… Y ocurrió.

Ahí estaba yo, entrada en mano, puerta 1, fila D, asiento 38… Cerca de mí (digo yo que por el área que me tocó) una cámara de televisión, una entrevistadora y dos entrevistadas. De pronto se les une él. Un tipo no muy alto, camisa blanca, blue jeans, cabello canoso ensortijado y voz deliciosa… - ¡Es él! ¡Ahí está! Guao… comenzamos bien… ¿Le digo? ¿No le digo? – El corazón me latía a mil por horas. En mi bolso “Rayuela”: ¡Ahora o nunca! En menos de lo que tardé en pensarlo, me sorprendí llamándolo al hombro. En los 12 segundos de claridad que tardó en voltear, cierta vocecita interior me preguntó escandalizada: - ¿Pero, qué estás haciendo? Por fortuna, volvieron mis 12 segundos de oscuridad y sonreí amplísimamente cuando sus ojos encontraron los míos -¿Firmaría mi libro, por favor? Los 12 segundos de claridad tan solo volvieron para preguntarle por el suyo, para agradecerle, para felicitarle por su programa y por su participación en el recital de poesía en el que lo vi unos días antes. Desde mis 12 Segundos de oscuridad nos despedimos con un apretón de manos (la de él firme como sus letras, las mías temblando más allá de los dedos) y ¡un beso! ¡Mi Rayuela firmado por Leonardo Padrón! (Perdón, Julio) Casi brincaba de la emoción… y olvidaba ¡la cola!

Cuando entré a la sala, 12 segundos de claridad… ¡Guao! Finalmente te veo… ¡Villanueva, mira qué hermosura! Esas son las famosas nubes… Me quedé parada en medio del pasillo mirando todo a mi alrededor, el techo, las butacas, el escenario, las puertas, la alfombra… no podía creer que estuviera parada donde estaba parada.

Ubiqué mi asiento… mejor, imposible. Delante de mí, Leonardo. Sonreía de alegría. Al lado, otra sola que me contó de Drexler hasta lo incontable. Del otro lado, dos solas más que me sorprenderían más adelante con gemidos propios de una situación muy distinta a la que nos encontrábamos. Ninguna “pelúa” y ningún "alto" frente a mí que me estropeara la privilegiada vista del escenario…

Evento: “Guitarra y vos(z)”… ¿Guitarra y vos(z)?

Después de media hora de retraso, se apagaron las luces. Roque Valero, su pianista y violinista (perdón, olvidé sus nombres en medio de algunos de mis 12 segundos de oscuridad) salieron. El público los recibió con euforia. A decir verdad, sólo un par de canciones de él han atrapado mi atención. Pero debo admitirlo, el niño se las trae. Impecable en sus interpretaciones, simpático y desenvuelto, es el mismo muchacho que suelo ver paseando en el Centro San Ignacio, sólo que esta vez, con guitarra y en escenario. Fue una sorpresa inmensa y agradable. Con razón Franco de Vita

Tras despedirse con un tema que hacía clara alusión al artista al que precedía, tuvo que volver e interpretar una más y después de su salida definitiva, el parloteo (y mi impaciencia, lo admito) hicieron estragos en mí.

Un reflector azul se encendió. Su haz de luz azulada giraba de un extremo a otro en la sala. De fondo el murmullo ensordecedor de la gente que de pié iba y venía de un lugar a otro. La cola en el baño daba la impresión de que vendía azúcar ahí (¡qué mala costumbre!). Sonaba sólo el acorde inicial que prometía 12 de segundos de oscuridad tras el silencio del haz. Mi corazón se detenía durante esos 12 segundos. Volvía a latir en medio en la luz. No sé cuanto duró. Sólo puedo decirles que ya casi no respiraba cuando la puerta por la que salió Roque se abrió y en medio de la penumbra, una sombra caminó hacia el escenario (no supe en qué momento la gente se sentó e hizo silencio). El Aula Magna estalló en aplausos… era el electricista.

Revisó un par de cosas y salió, no sin antes hacer una reverencia por el aplauso recibido. Nuevamente el silencio. La oscuridad. Aplaudían silenciosamente los corazones. Las respiraciones se contenían. El haz del faro volvió a recorrer la sala. El acorde vibró una eternidad y finalmente… él.

Alto, delgado y ligero parecía contar los pasos de cien en cien mientras un río de aplausos, gritos, silbidos y emociones le escoltaban al centro del escenario. Tomó su lugar. Interpretó 12 segundos que oscuridad y abrió la llave de los suspiros y los sueños que sé que en los 50 que fuimos por las razones correctas, aún no se cierra.

Habló poco, pero como siempre con contundencia. Como buen caballero en la primera cita, no se presentó con las manos vacías y nos sorprendió con un detallazo inteligente y gentil: atreverse a regalarnos “El loco Juan Carabina”; una tonada de nuestro Simón Díaz, en tiempo de milonga. La piel se me erizó, no sólo porque se tratara de Simón Díaz, ni de ese tema, sino por el gesto temerario e incalculable que tuvo de Drexler.

Le sucedieron 14 temas antes de despedirse. El público venezolano lo sacó a ovaciones al escenario un par de veces más y completó 21 canciones en total, contando las que ya mencioné, de sus discos “Vaivén”, “Llueve”, “Frontera”, “Sea”, “Eco”, “Eco2”, “12 Segundos de oscuridad”, nos interpretó: Frontera, Dos colores: blanco y negro, El pianista del gueto de Varsovia, Sea, Causa y efecto, Eco, Todo se transforma, Guitarra y vos, Milonga del moro judío, Polvo de estrellas, Se va, se va, se fue, Fusión, Al otro lado del río (sin micrófono, sentado en el suelo, en el borde del escenario), La vida es más compleja de lo que parece, Disneylandia, Hihg and dry, La infidelidad en la era de la informática, Inoportuna, Soledad (tengo la leve impresión de que se me escapa uno). Quedaron pendientes (para cuando regrese que sé que le quedaron ganas después de lo vivido) cuatro temas que le pidieron insistentemente: Espejo de Luna, Deseo, Transoceánica y Don de fluir.

Momentos cumbres:

El reflector y las veces de faro que hizo paralizar mi corazón; la salida del electricista; la interpretación de “El Loco Juan Carabina”; el momento en que se sentó en el borde del escenario para cantar a capella “Al otro lado del río” y que se le dedicara a Roque Valero (¡Guao!); El momento en que se puso los lentes para cantar uno de sus temas más difíciles: “Disneylandia” (me mató); el momento que instruyó al público para que en vez de aplaudir, lo acompañáramos con los dedos y en tiempo de 2/4 porque no había humanidad que resistiera hacerlo durante los más de tres minutos que duraba la canción; el eco que él hacía del eco del público en el coro de “Eco” (esto parece una frase espiral de sus canciones); el coro hermosísimo y afinado de “Soledad”; el momento en el que bajó la guitarra y nos preguntó: ¡¿De dónde se saben esas canciones?!; su rubor mientras, haciendo reverencias, se despedía de un público que le sorprendió, desvistiéndolo apasionadamente en “esa primera cita”.

Hoy, les escribo esta reseña para compartir con ustedes ese momento maravilloso desde estos 12 segundos de claridad que me regaló la luz de los 12 segundos de oscuridad de Jorge Drexler… ¡Bravo!

Besos que ladran!

PDT: No me parece justo que en un evento donde brilló la intimidad de un encuentro esperadísimo e indescriptible hasta el límite de las emociones entre Jorge Drexler y un público que lo anhelaba hace tiempo, la prensa nacional se haya limitado a reseñar su comentario respecto a su regreso a Venezuela y el caso de Alejandro Sanz. Todos queremos que él regrese, si. Todos queremos ver a Sanz en Noviembre, si. Todos queremos que cesen de una vez por todas, la arbitrariedad y el atropello, si. Todos queremos respeto por lo que somos, si. Pero también TODOS queremos ser informados veraz y oportunamente y no que se tomen con pinza los sucesos para emplearlos posteriormente en noticias de tilde distinto. Aún así, aún hay gente valiosa que sabe hacer su trabajo. Esta, me pareció una excelente reseña: http://www.eluniversal.com/2007/10/13/til_art_drexler-pidio-que-le_528815.shtml. Se las recomiendo.


10 octubre 2007

Saludos!


Sepa usted que pasa por acá...



Que estoy bien, aunque un poco atareada.

Que ellos están bien,

Cada uno en los suyo.

Carlitos cada vez más tremendo.

Christian iniciando una nueva etapa de su vida.

Eduardo, pues ahí, como todos

en la lucha por la locha.



¿Y yo?

Pues... Estoy.



Vendrán nuevas letras.



Besos que ladran!

17 septiembre 2007

Maestro Aldemaro Romero, mi corazón no dice adiós...


Aquella tarde, después de la tortuosa hora de teoría y solfeo, el profesor Ascensión Rodríguez –Profesor Chonchón, como cariñosa y abusadoramente le llamábamos- repartió a cada quien la partitura de una nueva pieza. Eran tres páginas. Entre murmullos asombrados y ojos desorbitados, ahogábamos todos, la sorpresa. Cheo, el más atrevido exclamó: ¡Otro vals! El profesor lo calló con una mirada.

Aquellas tres páginas me miraban fijo desde el atril. Trataba de descifrar la nomenclatura de unos acordes que nunca antes había visto. El profesor ilustraba en el pizarrón aquellos que no conocíamos. Tan sólo la introducción era casi una página…

No le encontraba ni pie ni cabeza. Era pesada y fastidiosa la introducción. No le encontraba el sentido. No entendía la melodía. No sabía a qué sonaba. Me cansaba la espalda y me entumecía las manos. Era sumamente lenta y eso, para un cuatro, es un soberano fastidio. Los cuatro dedos desperdigados de arriba abajo en los trastes parecían no alcanzarme. Me faltaba otra mano. El esfuerzo para lograr marcar bien los acordes era cansino, pero peor era no encontrar sentido. La palmada del profesor y su voz “De nuevo ¡arriba!”… Una mandolina nos abandonaba y “Otra vez, vamos ¡arriba!” La mano del profesor dibujaba los compases. Tres semanas después, tres días a la semana, tres horas por día, aquel vals, no salía.

No podía escucharlo. Estaba sumergida en los tiempos. En los cambios. En aprender las notas nuevas y de paso, la introducción ¡tan lenta! No podía apreciarlo. Era extenuante, era sumamente difícil. Pero una tarde, salió.

Superada la introducción y de entrada en la pieza, la primera vez nada sonó más hermoso que la voz del profesor cuando nos dibujó en el aire: “Da capo e fin”… Nos miramos los unos a los otros. Lo habíamos logrado. Era una pieza hermosísima. Pero ese nombre, ese nombre no me cuadraba, sin embargo ya la pieza me sonaba. Esa tarde, cantó a mis oídos por primera vez, en las cuerdas de la estudiantina a la pertenecía desde hacía cuatro años, el segundo valse que más había logrado conmoverme desde Natalia del Maestro Lauro; acabábamos de interpretar “Quinta Anauco” y en la parte superior de la partitura, bajo el título, se leía: A. Romero.






Hace un año, alguien que quiero mucho me decía en medio de una tertulia: “¡No puede ser que no la hayas oído!” A lo que le respondí: “Si, claro que sí, pero no sabía que era de él” Hablábamos de “Lo que pasa contigo”.


Poco después, me encontraba en un lugar privilegiado del Centro Cultural Corp Group. El concierto abrió con “Quinta Anauco” y casi no pude volver a respirar hasta que dos horas después salía de la sala con una sobredosis de emociones que no puedo describir aún.

Hace una semana supe de su enfermedad. Carlos Moreán y otros Amigos (amigos de él y amigos del Maestro) organizarían un concierto en honor a él, como aquel al que asistí el año pasado pero además, para ayudarlo porque estaba muy mal y nos necesitaba. También, el año pasado, el Maestro Aldemaro hizo lo mismo para honrar y ayudar al Pavo Frank (otro señor ante el que hay que quitarse el sombrero).

No hubo tiempo. El Maestro Aldemaro se nos fue antes tumbando la flor del llano con su carrera… Tomó una nueva Carretera en la que los gavilanes de las nubes no le traerán por los cabellos a su catirita llanera… Un Carretera que nos ahoga a nosotros de distancia… Una Carretera que lo lleva a su “Quinta Anauco” del cielo, lejos de la que tenía aquí y que no era más que una sucursal. Una Carretera que nos separará físicamente de Polo a Polo, pero que no marcará distancias en nuestros corazones, en el alma, en la piel erizada y en las lágrimas emocionadas de todos aquellos que alguna vez comprendimos a través de su música, “De repente”, que es “Lo que pasa conmigo” y nos llevó “Poco a poco” por una obra maravillosa y extensa impregnada de una personalidad que vibra inabarcablemente en cada voz y en cada instrumento que interpreta a su genio.

Mi corazón, no dice Adiós, Maestro… Aquella noche en la que estrenamos “Quinta Anauco” en la Gala de Fundaoriental, aquella noche en que las mandolinas se convirtieron en las voces impecables de nuestros cuatros y las guitarras les extendían las manos para invitarlas a dibujar los compases de aquel valse hermoso en la pista azul marino de una noche clareada por la luna margariteña, aquella noche, Usted se inscribió en mi historia.

Mi corazón no dice Adiós, Maestro… y ora profundamente a Dios, en agradecimiento, por haberme permitido verlo acariciar su piano y llevar mi alma al éxtasis… por haberme permitido escuchar en su voz pronunciando muy quedamente, como aquella introducción que tanto nos costó lograr en la estudiantina: “Gracias”.

No, Maestro ¡Gracias a Usted!

Descanse en paz.

Besos que callan.

11 septiembre 2007

¿Por qué Jorge Drexler?


Aquel domingo en la mañana quería devorarme como otras tantas veces Sabas Nieves. Sin embargo, la devorada fui yo desde mi radio: una entrevista de la BBC a un “tipo ahí” que pensé… ¿quién será este?… y seguí subiendo. No sé en qué momento me embebió la entrevista al punto de no recordar muchos instantes de la subida y bajar, aún con mi problema de rodillas, con una sonrisa de mongólica enamorada que aún siento en el corazón al oír su nombre… Era Jorge Drexler.


Me pasmó su voz, su sencillez y claridad al hablar, la intimidad con que contaba las cosas, la ternura inclemente de sus confesiones de hombre que siente, de ser humano… Me hechizó su historia y desde ese momento, además de lo que supe de su vida y su carrera en aquel programa, me dediqué a saber más de él, porque a través de él, también reconocí mucho de mí.


Con muchas limitaciones para poder sentarme a escuchar todos sus trabajos –pero, también con muchas ganas de hacerlo- he logrado relacionarme con algunas de sus canciones. La profunda franqueza de sus letras y su personalidad, hacen que este hombre me atraiga poderosamente por su irreverencia y por los cojones que ha demostrado tener para mantenerse fiel a sus convicciones a pesar de la fama.


Otra vez me lo confirma. El domingo en el diario
El Universal, entrevistado por el periodista José Antonio Azopardo, Jorge Drexler hace unas afirmaciones tan impactantes que me conmueven:


“Prefiero que a un concierto vayan cincuenta personas por las razones adecuadas que cinco mil por las equivocadas”

¡Guao!


“No me gusta mucho como nos portamos como especie al ser manada… No me gusta el ser humano cuando es muchedumbre… Pierde la capacidad de reflexión, la sofisticación emocional. Se emociona sólo por cosas muy primarias, muy básicas…”

¡Dios mío! suspiré.


Desde que leí el artículo, retumban en mi mente sus sentencias, quizás porque además, recuerdo claramente la contundencia y la dulzura en su voz, lo que conozco de su historia y las letras de sus canciones.

Esta mañana, venía al trabajo y oía el programa “Con otro tumbao” con María Elena Lavoe y Ana María Fernández. No son “santas” de mi devoción, me chocan, pero reconocí de inmediato la voz de Drexler en el paseo que realizaba de emisora en emisora huyéndole a la polémica de las mañanas.


Ellas, completamente desubicadas y desacertadas (como en cada entrevista que les he oído) hicieron cada pregunta estúpida que me hacía sentir pena ajena. Jorge, implacable les respondió sin hacer juego al chiste en ningún momento. Entre tantas estupideces y el giro redundante de “¿cómo comenzó todo esto? ¿Cómo fue que llegaste a la meca de la música? (así tuvo la osadía, una de las niñas, de referirse a Hollywood, haciendo alusión al Oscar que Jorge Drexler se ganó en el 2005)… ¡en fin! Jorge, demostrando una paciencia infinita con este par, les explicó claramente que los Oscar, eran sólo un evento mediático y que en él, si no eres famoso, sencillamente no te subes al escenario. Que aquello no era, en lo absoluto, algo que a él le interesara y que de hecho, nunca más había visto una entrega de los Oscar. Contó que días antes del evento escribió a la Academia agradeciendo la nominación, felicitándolos "por la valentía" de nominar un tema en español y les exponía su inconformidad al saber que no le permitirían cantar él mismo su propio tema (cosa que rompiendo el protocolo e imponiendo su pensar, su sentir y su interpretar, terminó haciendo al recibir el premio esa noche). “Pero –añadió, Jorge Drexler - antes de todo ese asunto del Oscar, sucedieron cosas más interesantes, por ejemplo, grabé ocho discos, vine a Venezuela por primera vez y he trabajado con gente maravillosa”. Una de las niñas “con otro tumbao” dijo: -Si, imagínate, Ana Torroja, Pablo Milanés, Víctor Manuel, Ana Belén… “Lo importante – dijo Drexler es que tengo una nueva oportunidad de estar en Venezuela”.


El concierto de Jorge promete, pero definitivamente esa actitud, esa personalidad que demuestra, lo que me transmite y me hace sentir, es definitivamente lo que me derrite de este tipo. Yo no sé – y es posible, lo sé, en ese medio de la música – con qué me pueda salir mañana o pasado el Señor Drexler. Quizás me entere de algún capricho de estrella o una niñería de famoso que me haga botar la piedra, pero por ahora todo encaja con él y antes que su fama me lo impida, espero poder tenerlo un poco más cerca.


Les dejo una
muestra de su trabajo, una entrevista en la que él mismo explica uno de sus temas más increíbles y habla de su última producción, además les dejo el link del Blog “Hay que ser Irresponsable” donde Jeanfreddy transcribió la entrevista de El Universal y espero que podamos deleitarnos con su música (aquí está la información sobre el concierto).


Saludos y besos que ladran!