Un espíritu ligero, es capaz de levitar sobre las cotidianidades sostenido de una actitud más optimista ante
Y es que ¡nadie como nuestros paisanos en todo el mundo! Entre muchas virtudes, el venezolano es dicharachero y tiene un sentido del humor que le brota por los poros. Para el venezolano es natural hacer un chiste de las peores circunstancias y enfrentarlas con una sonrisa de oreja a oreja. Es capaz de reírse de si mismo y de lo que sea. Creo que es algo natural y maravilloso en nosotros.
El hecho es que cada vez que salgo a la calle y pierdo la paciencia en una esquina o me ataca la impotencia y la rabia en la otra, también consigo inmediatamente algo que me haga volver a casa feliz de ser venezolana y de estar aquí. El venezolano me enamora. He conocido personas de distintas nacionalidades, con muchas virtudes, pero como el venezolano… ¡que va! ¡No Hay!
No voy a ahondar en más detalles pero les dejaré tres ejemplos que me parecen maravillosos del venezolano y sus características claves para enfrentar esta circunstancia tan compleja y difícil que vivimos actualmente.
Para nadie es un secreto que vivir en Caracas, la llamada “Sucursal del cielo” puede llegar a convertirse en un pequeño infierno durante las horas pico… A pesar de la lluvia, el calor, la basura, el ruido, el tráfico, la inseguridad, la escasez de alimentos, el alto costo de la vida, las aguas servidas corriendo por las escaleras del barrio, el pegoste, el cansancio, el estrés, los útiles de los muchachos, el colegio, el alquiler, el madrugonazo diario, las cadenas del Presidente, el Magallanes de último en la clasificación, las marchas, los cacerolazos… etcétera… hay cuatro moto-taxistas en una esquina de Chacaíto, con
- Moto taisi, Moto taisi, saliendo, saliendo, vamonós que me queda un puesto, un solo puesto me queda, aquí nadie se va para’o…
Otro día, en un Metro atestado de gente a las 7 de la noche, todos pegados de la mejilla del otro, el avinagrado aroma del ambiente entrelazándose con el perfume caro y apabullando al barato, los cuerpos se tocan, se restriegan, se abrazan involuntariamente, los ojos recorren las caras y cuentan las juntas del techo, las axilas se sonrojan y asfixian los olfatos mareados de alientos de menta y de diablo… En una estación en la que no cabe ya más gente, las puertas se cierran comprimiendo la humanidad que tragó el vagón. En medio de aquel amasijo de restos laborales que sólo aspiran poder llegar a casa “sanos y salvos”, quitarse los zapatos, echarse un baño pa’sacarse el dolor de cabeza y terminar de digerir los cuatro perros calientes que se acaban de meter en la esquina, una voz se levanta por sobre las cabezas:
- Bueno, primero que nada, veldá? buena noches, dama y caalleros. Me van a pelmití que les robe MEDIA HORA de su tiempo…
La gente estalla en carcajadas, celebrando la gracia y las respuestas no tardan en dispararse…
- Carajo no!, Media hora? Si quieres te vas conmigo pa’mi casa papá…
Risas. El sujeto continúa:
- Bueno, primero que na-a, yo soy estudiante, velda? Y necesito una pequeña colaoración con lo que uste-es puedan colaorá, que es de apenas de 3mil bolos por caeza, que no empobrecen ni enriquecen a nadie, veldá?
Alguien, entre los pasajeros y en medio de la risa, le responde:
- ¡Coño! ¿3mil Bolos? ¿Ya subió la tarifa?
El sujeto entre la risa y la gracia, prosigue:
- Tranquilo papá, que toavía no son bolívares fueltes y se aceita cesta tike. Además hoy es quincena y to’o el mundo cobró ya! Pa' i' a bebéselos en la esquina, mejor me los dan a mí… jajajaja… Ah! Y tranquilo que aquí hay selvicio completo, oíte? No se preocupe que yo paso por su puesto, no se me alboroten y hagan su cola, que yo sé que to’os quieren colaborá y al que esté dolmío, tranquilo que yo le hago el favol de despeltalo pa’que no se pieldan esta oportunidad de colaorá con su colaoración… Si va!
El Metro silba el tono y abre las puertas y todos los pasajeros salen riendo del vagón, con el alma livianita, porque los muchachos que acaban de montar el show, se despiden advirtiéndoles, con un particular tono nasal de voz, que la semana que viene pasan cobrando sin falta, haberles “amenizado” el viaje.
Otra noche, en una esquina de
- Chacaito, Solano, Plaza Venezuela, Bolíva, Nuevo Cilco, Silencio… Aprovechen que estoy para’o, si hay puesto, vengan pa’que los miren…
Y dirigiéndose a una parejita que se abrazaba, les ofreció “Selvicio especial”…
- Móntense pues, mira que sí hay puestos matrimoniales, aquí cabe toda la familia, aprovechen…
No importan las circunstancias… el venezolano es así y a mí me parece maravilloso. Digan lo que digan, la gente de aquí, mi gente, con su candidez y nobleza es grande. Es “mi pueblo manso, mi manso pueblo” como cantaba Alí. Para muchos mi pueblo es chusma, pocofino, inculto, ordinario, parrandero, mujeriego, jugador y todo lo que ustedes quieran… Puede ser. Pero indiscutiblemente ¡no tenemos par en el mundo!