Hay momentos para estar solo. Pero ¿qué pasa cuando estamos solos sin querer estarlo? Cuando, aún estando en compañía, nos sentimos solos o cuando sencillamente ansiamos compañía y no la tenemos.
Comer, ir al cine, disfrutar de un concierto o soplar las velitas de cumpleaños, por citar algunos, son momentos en los que siento imperiosa necesidad de compartir. Es como una manera de celebrar esas bendiciones. Los despechos, las decepciones, las tristezas o las preocupaciones, puedo sobrevivirlas sola, más fácilmente, que meterme en un cine o almorzar sin compañía.
Quizás por eso, son esos momentos de soledad obligada en los que me abro más al mundo y mi disposición a observar y comprender se exacerba. Los engranajes de mi cerebro comienzan a moverse y rechinan. No puedo poner en “pausa” mi cerebro y comienzo a divagar imaginando cosas que pueden suceder respecto a cosas que suceden, sus consecuencias y finalmente me preocupo o emociono, antes de tiempo. La soledad me da espacio para pensar ociosamente.
Abro mis oídos y disfruto cada sonido de cuanto me rodea. Las voces, los cubiertos de la mesa contigua, los cornetazos y las mentadas de madre del tráfico, la música que suena en el ambiente o la que llevo en mi cabeza. Todo es válido con tal de acallar el ensordecedor escándalo de silencio que trae siempre consigo la soledad no deseada. Esa soledad que es mala consejera, aunque resulta buena compañía a la hora de hacer dieta.
Cuando voy sola a un restaurante, por ejemplo, y no tengo asuntos imperantes que resolver en mi interior, me acompaño de lo que me rodea. Es así, como el mesonero inquiere mi orden más de una vez, pues en el momento en que me lo preguntó hace unos segundos, apenas venía regresando mentalmente de la historia que le hilaba a la pareja de la mesa del rincón.
Veo a las personas e imagino, por sus caras, en qué pueden estar pensando o qué clase de vida llevan. Invento una novela, una historia, a la señora que está sola en el fondo, mirando a cada rato el reloj y apagando un tercer cigarrillo mientras su bebida aún está a la mitad. Imagino el alivio que debe sentir aquella otra que logra, al fin, que los tres niños que trae se queden quietos y no hablen más alto de lo “debido”. Imagino lo importante que debe ser el negocio que mantiene a aquel hombre pegado al celular, la calculadora y las notas en la agenda, mientras la comida se enfría igual que la mirada de la mujer que lo acompaña.
Es así como he notado que en las mesas de mujeres solas, siempre hablan de una que no está o de uno que se “portó mal”. Y aquellas donde hay un grupo de hombres solos, son mis favoritas, porque trato siempre de adivinar de qué hablan y nunca acierto, excepto por algunos, tipo intelectuales, que tratan de arreglar al mundo (teóricamente, claro está).
Cuando termina ese lapso de soledad obligada camino comentándome lo que acabo de oír o pensar. Generalmente despido a la soledad como si acabara de compartir un tortuoso café conmigo. Generalmente, termino recriminándole lo mismo: La próxima vez, avísame antes de venir (Para preparar una excusa infalible que me impida tener que soportarte).
Ella sabe que me cae mal y sabe que siempre llega inoportunamente. Aún así, se auto-invita. Tiene un sentido muy agudo para escoger el peor momento o simplemente sabe cómo fastidiarme. A veces creo que lo hace a propósito.
Pero, cuando la necesito, debo suplicarle que aparezca. Debo hacerle una escena histérica para que me oiga y anhelo con todo el corazón, que bastara con hacer algún “click” para tenerla.
Mi soledad tiene personalidad y ¡vaya, qué es difícil! Es esquiva, lejana y arrogante cuando me sabe a sus pies. Pero cuando le doy la espalda, se vale de cualquier artimaña o zancadilla para volver a instalarse en el lugar o en el momento menos oportuno.
Tengo la cartera llena de servilletas escritas en momentos de soledad inoportuna y esto, es una muestra de las cosas que me pasan por la cabeza. Quería compartirlo.
Besos que ladran!
15 comentarios:
No se Gatica, me siento bien cuando estoy sola, conmigo misma, por que justo ahora lo estoy, tengo mis pensamientos, mis reflexiones, pero tambien pienso en Osho, en un libro de el que lei que dice que "debemos darnos cuenta del comportamiento que adquiere nuestros pensamientos justo cuando estamos solos, para darnos cuenta de cual es el pensamiento predominante, si es bueno o malo y en tal caso, darle solucion"
El mio es tranquilidad, no estoy pendiente de otra cosa que tener mi mente tranquila, sin que nada me perturbe, (hasta que leo las noticias en Venezuela) pero tambien veo a otras personas que no saben estar solas y siempre andan haciendo algo mas, como tratando de mantener la mente ocupada y no pensar en lo que les pertuba.
Saludos Gata!
Muy bueno tu post.
Pd. Vi El Perfume, excelentemente buena!
Gracias.
Mi amiga SOLEDAD me es fiel,y me espera con los brazos abiertos luego de cada intento de engañarla para siempre.....
mi perro baila el gato..una danza de mi pais.
Un gusto tu post.
Y gracias por haberlo querido compartir...
Me gustó mucho. Creo que hago lo mismo... hubo un tiempo en que anduve con grabadora a mano siempre en mis viajes, para ver si de esa soledad pública salían pasajes de algún escrito nuevo.
Eso pues... ojalá que quieras mostrarnos otra de tus servilletas... ;)
Muy buena pregunta!!!
La soledad es buena. Intimidante pero absolutamente necesaria.
Lo terrible es estar solo, y peor estar solo estando en soledad, porque significaria que no se tiene ni siquiera la compañia de uno mismo.
La soledad para la vida, es como el silencio para la musica, imprescindible. Su ausencia impediria que toda la obra tenga sentido trascendental.
Un Beso,
CV
Pues que te puedo decir gata, llevo ya mucho tiempo sola, me he acostumbrado a ir sola a todas partes, pero eso no significa que me guste. De nada me sirve estar en casa sola viendo TV un viernes o sábado en la noche, mejor salgo sola y me tomo una cerveza en algún lugar si es que no encuentro amigas para salir. A ver si el 2007 me trae un novio, que tanta soledad no es buena para mi salud mental. :)
A veces hace falta...pero cuando uno no la desea cerca hace mucho daño!...
Disfruto de algunos momentos en soledad. Comparto contigo algo: es más difícil no tener con quién compartir una alegría que una tristeza. Soy madre soltera y sentí mucho más la falta de alguien que festejara el primer diente, los primeros pasos, los logros de mi hijo conmigo...
Jumm la soledad, he vivido con ella casi toda mi vida y llega un punto en el cual uno se acostumbra tanto a ella ke luego es dificil separarse... todos los excesos son malos, pero si puedes disfrutar de tu soledad, hazlo! Siempre es bueno estar un tiempo asi, en silencio, escuchandose a uno mismo...
Saluditos!!
los momentos a solas...estrictamente son necesarios para subsistir,sobrevivir y simplemente vivir en paz...son el espacio para autoexaminarnos,reflexionar,pensar,creer,soñar y autosanarnos!
Alli en esos momentos debe existir ese lazo de union espiritual...ese que conduce nuestro hilo de plata a este plano terrenal....
definitvamente yo disfruto mucho esos momentos a solas de vez en cuando...pero si estuviese sin hijos, ni esposo y alejadaaaaaaa de mi familia...te aseguro solo seria un mutante en supervivencia..no viviria feliz!
Besosos mi linda miauu!
Acertadísimo. Depende de tú actitud, aptitud y decisión.
Saludos desde mi ahora.
A mi no me gusta sentirme sola... LLevo un bojote de años sintiendome asi aun y cuando estoy acompañada de millones de ser que me quieren! pero es algo que va mas alla!!. A veces creo pensar q me gusta estar asi.. :S
La soledad a veces es buena y nos hace falta pero la soledad cuando tienes mucha gente alrededor es muy mala...
Saludos
UN POCO DE SOLEDAD NO ESTA MAL PERO COMO TU HAS DEMOSTRADO CUANDFO UNO NO QUIERE ESTAR A SOLAS ESTA PESA COMO UN MUNDO
Te comprendo. Muchas veces he sentido cosas similares a las que describes. La soledad, definitivamente, puede ser muy buena amiga, o una excesiva molestia, dependiendo de como la recibamos, dependiendo de como nos sintamos cuando llegue.
Besos de canela.-
Gatica, la verdad es que cuando la soledad es obligada, nos hace elucubrar cosas extrañas... pensar algunas veces más de la cuenta, por lo menos a mí me pasa...
A veces tampoco es buena consejera, pero nos permite encontrarnos con nosotros mismos y como dices tú, tiene personalidad y viene cuando no se le espera....
Me gustó mucho este post, me sentí identificada! Un abrazo!
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