Por joder, hijo... solo por ¡JODER!

Contrario a mi acostumbrado vocabulario escrito, este post no puede tener otro nombre. Quizás parezca soez, vulgar u ofensivo. Pero últimamente, y con muchas razones, ando, estoy y me siento con la “rebeldía irreverente” que me caracterizó toda la vida, a flor de piel.

Esta mañana, cuando venía a mi trabajo, oía en la radio esta canción. Lean la letra con atención, aunque sé que la mayoría debe sabérsela.

La potra zaina
Letra y Música: Juan Vicente Torrealba

Les contaré señores, la historia muy bonita
De linda potranquita, con ojos soñadores
Colita de caballo, andar pasi - trotero
De crines muy hermosas, corría por los esteros.

Era una potra muy singular:
No conocía el amor,
no conocía dolor,
no conocía corral.
Sólo quería vivir
por el palmar

Era la potra zaina la flor de la llanura.
Caballos y patrones, sufrían por su hermosura.
Paseando la sabana, en las noches de luna,
Coqueta se miraba su sombra en la laguna.

La potranca al fin se descuidó
Y un día primaveral,
A orillas del palmar
En mi lazo cayó;
la potra así perdió
Su libertad.

No quiere el freno morder,
ni la montura llevar.
Riendas no quiere sentir,
ni que le pongan bozal.
Y cuando está en el potrero
Y oye silbar al gavilán,
Se escucha la potranquita
triste llorar.

A esa potra la voy a domar,
La enseñaré a querer,
La enseñaré a llevar
El freno y el bozal
Y luego le daré
Su libertad.

Con el respeto que merece el Sr. Juan Vicente Torrealba, quien estoy segura (y así deseo que sea) no quiso darle a esta canción el sentido que tiene para mí ahora, pero... ¿Hay algo en el mundo que pueda justificar este empeño de quién quiera que sea el que quiera “domar”, “someter” y “privar” a la pobre potra de su LIBERTAD?

Mi jefe, que vivió muchos años en España, suele exclamar (con un sabor y una gracia inigualable)

¡JOER MACHO! (sin la D)

¡Y esto es precisamente lo que me provoca exclamar en este momento! Por supuesto que me sabía la canción y la había escuchado (y cantado) muchísimas veces antes y desde hace tiempo. Pero, particularmente en este momento, me enerva. Me lleva al extremo, rebasa mis límites. Algunas circunstancias que se desarrollan en mi vida actualmente, algunas situaciones que me han tocado vivir los últimos días y algunos acontecimientos que han surgido de pronto, me han obligado a defender mi posición, mi punto de vista, mi perspectiva del mundo, con las uñas, con los dientes y como muy bien reza el dicho: “Como gata panza arriba”.

Este punto, mi LIBERTAD, de pensamiento, de sentimiento, de palabra, de obra… Mi LIBRE ALBEDRIO. Mi INDIVIDUALIDAD y hasta mi LIBERTINAJE, si les da la gana de llamarlo así, NO SE TOCA, no se discute, ni siquiera se somete a consideración. Así que solo quedan dos opciones: O me aceptan así y me quedo, o no me aceptan y se van: la puerta está abierta. Y en esto soy IRREDUCTIBLE! (Como dice cierto poeta, que suele citar cierta persona que conozco) Pregúntenle a mi padre... jejejejeje ;)

Uff!

Tenía que decirlo…

Ladró la gata!

Besos que ladran y pelan los dientes (en forma amenazante… pero inofensiva)