20 agosto 2008

¡Ay, medallita, cuánto te esperaaaaaba!





Dijo Mahatma Ghandi: "Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa"


Por supuesto que hay que esperar más, pero también hay que reconocer los méritos y por sobre todo los errores porque esta es la única forma de corregirlos y salir adelante: Lamento las derrotas sufridas por los favoritos, a quienes indudablemente les deseo capacidad de revisión, humildad para reconocer las fallas y valor para sobreponerse a ellas y superarlas. Lamento también las derrotas sufridas por quienes no siendo favoritos dieron todo en su participación y deseo para ellos la capacidad de saber convertir el fracaso en éxito. Lamento los desaguisados cometidos tanto por entrenadores, técnicos y manejadores como por los deportistas mismos y deseo para ellos la que tengan la sabiduría necesaria para reconocerlo y la oportunidad de resarcirse ante el país, pero sobre todo ante ellos mismos. Lamento las fallas de arbitraje (creí que era otra excusa hasta que lo vi con mis propios ojos y no sólo cometidas en contra de Venezuela... lo que me lleva a preguntar ¿por qué los otros países reclaman y nosotros, no?) que nos han hecho tan víctimas de la derrota como a otros países y deseo para ellos que pese en su conciencia si es que la tienen y que no deje de pesar en la conciencia de los vencidos en consecuencia.


Pero así como lamento, también CELEBRO y además de las alegrías y el orgullo que sentía hasta ahora a pesar de todo, recibo con el corazón henchido de felicidad, la Medalla de Bronce alcanzada por Dalia Contreras en Tae Kwon Do.


¡FELICIDADES Y


UNA VEZ MÁS, QUE


VIVA VENEZUELA!


PDT: ¡Cabudare de fiesta, na´guará!

13 agosto 2008

VENEZUELA con o sin medalla




Todas las mañanas desde el 08/08/08, en cualquier esquina, estación de Metro, restaurant, kiosco, etc.:

- ¿Viste la actuación de Venezuela anoche?
- Si ¡Qué cagada! Como siempre poniendo la cómica y llegando detrás de la ambulancia…


Siempre me pregunto ¿cuándo vamos a asumir, los venezolanos, la actitud de Venezolanos?

Comenzaré admitiendo que soy una completa romántica y que como todo el mundo, tenía y mantengo altísimas expectativas sobre la actuación de nuestros atletas en las Olimpiadas. Pero, claro ¿cómo no tenerlas si a todos nos gusta ganar? Y ni hablar del deslumbrante despliegue publicitario para nuestros atletas y su calidad competitiva… A lo cual digo, sea como sea y de donde haya provenido: ¡POR FIN!












Sin embargo, hay cosas que aún provocan urticaria en mi lomo… Por ejemplo, no puedo dejar de sorprenderme ante la actuación de Venezuela en cada disciplina olímpica, porque particularmente, a mis 34 años, sólo había visto venezolanos en halterofilia, judo, tae kwon do, boxeo y natación. Pero, antes de la partida de los venezolanos a Beijing, la casualidad del zapping me permitió ver, por primera vez en mi vida, a unas venezolanas jugando soft ball. En esa oportunidad se enfrentaban a Colombia. Ni sabía que teníamos equipo en esa disciplina y que además jugaban a nivel internacional. Mucho menos imaginé nunca que hasta irían a las olimpiadas. Haciendo de lado mi total y completo desinterés en mantenerme actualizada en cuanto al deporte, sea cual fuere, me pregunto… ¿Es que tan desconectada estoy de los periódicos y la progración deportiva de los medios de mi país? O ¿será que no abundaba la información al respecto?

El hecho es que estas niñas me dejaron boquiabierta y con unas ganas enormes de ser una de ellas. Luego, cuando las vi jugar con el equipo estadounidense pensé… “¡Dios mío! ¡Qué poder tienen estas mujeres!” (Me refiero a ambos equipos). Al final, las venezolanas fueron derrotadas y para mí hubiera sido tan doloroso que fuera por una carrera como por las 11 que resultaron en esa derrota. Pero no dejo de maravillarme con ellas. Ni siquiera ahora que perdieron también con China. Es que siento que una de ellas podría ser yo, o mi hermana ¿o es que al final no lo son?

Así me pasa con el resto de los muchachos que están allá. No dejan de saberme a excusas las declaraciones de los entrenadores luego de las derrotas y no dejan de desilusionarme las derrotas mismas. Pero también he descubierto que más allá del dolor de no ver convertidas en medallas mis expectativas, me duele pensar en los sueños pulverizados de ese equipo de soft ball, por ejemplo, que no tendrá la oportunidad de aspirar a las Olimpiadas que vienen porque ese deporte dejará de ser displina olímpica en Londres 2012 y cuando supe que Israel Rubio tenía intensiones de retirarse y lo vi perder la posibilidad de una medalla, me dolió el doble.





Yo no sé de qué tanto dependa el logro de los sueños olímpicos. Cuando pienso en apoyo gubernamental, desventaja tecnológica, fogueo internacional, exigencias competitivas, remuneración y blah, blah, blah, pienso en las 10 gloriosas medallas que hemos obtenido y me pregunto ¿cuál es la diferencia? ¿Cuando “Morochito” Rodríguez ganó aquel oro en boxeo eran menos exigentes las competencias? ¿Tuvo Rafael Vidal mayor fogueo internacional o fue cuántas veces antes a las Olimpiadas para obtener su medalla? ¿Es que acaso cuando Adriana Carmona o Arlindo Gouveia ganaron las suyas teníamos en tae kwon do mayor ventaja tecnológica para los entrenamientos aunque fueran sólo disciplinas de exhibición? ¿O es que se reduce todo a una cuestión de suerte?



La verdad no lo sé. No me atrevo a poner en duda el compromiso y el esfuerzo de los 109 atletas que nos representan en Beijing. Seguramente hay aspectos de las competencias que desconozco y que tendrán que revisar ellos mismos con sus entrenadores en el trabajo posterior que relicen luego de la justa olímpica. Pero de lo que sí puedo hacerme cargo yo misma, es de no caer en la actitud mezquina en la que veo caer a diario a la gente en la calle, que se dedica a poner a nuestros muchachos en el peor de los escaños por no lograr la medalla que fueron a buscar. No me conformo, pero si algo quiero, lucho por conseguirlo antes de que resongar por no lograrlo. Creo que esta participación abre las puertas de los sueños de muchos jóvenes venezolanos e impactará positivamente en nuestra cultura deportiva y espero desde el fondo de mi corazón que un día mis compatriotas dejen de lado las mezquindades y reconozcan el mérito que tienen sus coterráneos en la disciplina que sea, cultural o deportiva, que los lleve a participar en exterior sea cual sea el resultado de su desempeño. Particularmente no toleraré –como lo he hecho hasta ahora- que alguien me venga a hablar mal de los atletas que representan a mi país en llos JJOO y celebro, como celebran otros países, los logros alcanzados aunque no sean los esperados y muy especialmente el Diploma Olímpico obtenido por nuestra Ysis Barreto, el récord nacional superado por nuestro Albert Subirats y los posicionamientos en ranking mundial del resto de nuestros atletas.

El compromiso aún no acaba y yo conservo siempre las esperanzas, pero ante todo mi orgullo de ser Venezolana, lo cual me hace sentir en las entrañas que cualquier comentario mezquino realizado hacia esos muchachos que están allá, es como si los hicieran en mi contra. Por eso digo como los cumaneses: Aquí no, pesca’o.

¡Y QUE VIVA VENEZUELA!